jueves, 8 de diciembre de 2011

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*CONCLUSIÓN DEL TEMA*

La existencia de la suerte es un tema que siempre ha causado controversia. Así como hay personas que la consideran una superstición tonta, existen otras que se fanatizan demasiado con ella y rigen su vida de acuerdo a lo que les dice.
La suerte tiene una gran variedad de significados según la persona que la describa, para algunos es sólo casualidad, otros la definen como nacer con o sin estrella y  otros más opinan que es algo que está escrito.
Los amuletos de la suerte tienen su sentido, no son otra cosa que formas de encauzar nuestra propia energía. Porque en realidad la buena o mala suerte, aunque pueda tener algo de casualidad, parece ser algo que se origina de nosotros mismos.
Siempre que algo sale mal, existe una razón para ello. Y la gran mayoría de las veces, esa razón tiene su explicación en algún error que cometimos. Desde luego, no podemos negar que existen cosas inevitables, pero aquí interviene la ley de probabilidades, y no algún extraño hechizo que nos provoca un destino cruel.
Así como en el caso de la mala suerte, la buena suerte se debe a que nuestras acciones las realizamos de forma correcta y en el momento adecuado.

Aquellas personas que se dice son “suertudas”  es porque que tienen una buena actitud, una especie de imán que atrae hacia ellos todo lo bueno.
Creer en la suerte, tirar las “sortis” es en cierto modo apostar por la razón. Es alinear las líneas de un libro cuyas palabras se han desordenado. Descubrir lo que el destino nos ha ocultado. Es como aspirar a re-engarzar las cuentas de un collar que se ha deshecho.


MANIFESTACIONES

Numerología
La mayoría de las culturas consideran que algunos números son afortunados o desafortunados. Esto resulta especialmente fuerte en las cultura asiáticas, donde conseguir números de teléfono, matrículas de automóviles y direcciones postales “afortunadas” se buscan activamente, a veces a cambio de elevadas sumas de dinero.


En la Biblia. La relación de Isaías 65:11 con las creencias sobre la suerte es objeto de controversia.
Objetos y sucesos. Diversos objetos y sucesos se consideran afortunados o desafortunados.
- Afortunados
v  Encontrar una moneda con la cara hacia arriba
v  Herraduras
v  Pata de conejo
v  Elefantes con la trompa hacia arriba
v  El número siete
v  Tocar madera
v  Cruzar los dedos
v  Que un pájaro te defeque en la cabeza
- Desafortunados
v  Martes 13 (en algunas culturas, el viernes 13)
v  El número 13 (en algunos lugares se salta la planta 13 en los edificios)
v  Un gato negro cruzando tu camino
v  Romper un espejo (siete años de mala suerte)
v  Derramar sal
v  Abrir un paraguas en el interior de la casa
v  Matar una mariquita
v  Matar una araña dentro de casa
v  Caminar bajo una escalera
v  Decir “buena suerte”
v  Contestar “gracias” a quien te desee buena suerte
v  Recoger una moneda con la cara hacia abajo (puede evitarse regalándola)
v  Poner zapatos sobre una mesa
v  En un barco, llevar una mujer a bordo
v  Desear “buena suerte” a un actor que va a salir a escena Ver una urraca
v  Que un pájaro entre volando por la ventana (suele decirse que significa que una persona de la familia morirá ese día o murió la noche anterior)
v  Pasar bajo una Escalera
v  Que se caiga un cuchillo dentro de tu casa.

TIPOS DE SUERTE



La suerte como falacia
El racionalista siente que la creencia en la suerte es el resultado de un razonamiento pobre o pensamiento ilusorio.

 Para un racionalista, un creyente en la suerte comete la falacia lógica post hoc:
A ocurre (llevo mi camisa de la suerte) y entonces B ocurre (algo bueno)
Por tanto, A causó B.
Un acercamiento racionalista alternativo a la suerte es contrastarla con el control. La suerte es lo que sucede más allá del control de una persona. Dentro de este marco pueden diferenciarse tres tipos de suerte:
  1. Suerte constitucional, es decir, con factores fuera del control de una persona porque no pueden ser cambiados. El lugar de nacimiento y la constitución genética son ejemplos típicos.
  2. Suerte circunstancial, es decir, con factores que no pueden ser controlados porque se producen aleatoriamente. Los accidentes y epidemias son ejemplos típicos.
  3. Suerte consecuente, es decir, con factores que no pueden controlarse por ser el resultado caprichoso de tus actos. Un ejemplo típico sería arrojar una piedra desde un acantilado. Como golpear a alguien que pase por debajo es consecuencia de numerosos factores fuera de tu control, entonces es cuestión de suerte.
La suerte como esencia
Hay también una serie de creencias espirituales o sobrenaturales sobre la suerte, variando ampliamente de unas a otras, aunque la mayoría coinciden en que puede influirse en la suerte con medios espirituales realizando ciertos rituales o evitando ciertas situaciones.
Una de estas actividades es la oración, una práctica religiosa en la que esta creencia es especialmente fuerte. Muchas culturas y religiones de todo el mundo ponen un especial énfasis en la habilidad de las personas para influir sobre su suerte por medios rituales, a veces incluyendo sacrificios, presagios o hechizos.

La suerte como placebo
Algunos fomentan la creencia en la suerte como una falsa idea, pero que pueden derivar en pensamiento positivo y alterar las respuestas de uno a mejor. Otros, como Jean Paul Sartre y Sigmund Freud, creen que la creencia en la suerte tiene más relación con un locus de control para los sucesos de la propia vida y la subsiguiente huida de responsabilidad personal. Según esta teoría, quien atribuye sus penalidades a la «mala suerte» hallarán tras un examen más atento que llevan un estilo de vida arriesgado. Por otra parte, la gente que se considera «afortunada» al tener buena salud pueden estar en realidad cosechando los beneficios de una actitud positiva y unas relaciones sociales satisfactorias, lo que estadísticamente se sabe que protege contra las enfermedades relacionadas con el estrés. Si ocurren sucesos «buenos» y «malos» aleatoriamente a todo el mundo, los creyentes en la buena suerte experimentarán una ganancia neta de su fortuna, y viceversa para los creyentes en la mala suerte.