La existencia de la suerte es un tema que siempre ha causado controversia. Así como hay personas que la consideran una superstición tonta, existen otras que se fanatizan demasiado con ella y rigen su vida de acuerdo a lo que les dice.
La suerte tiene una gran variedad de significados según la persona que la describa, para algunos es sólo casualidad, otros la definen como nacer con o sin estrella y otros más opinan que es algo que está escrito.
Los amuletos de la suerte tienen su sentido, no son otra cosa que formas de encauzar nuestra propia energía. Porque en realidad la buena o mala suerte, aunque pueda tener algo de casualidad, parece ser algo que se origina de nosotros mismos.
Los amuletos de la suerte tienen su sentido, no son otra cosa que formas de encauzar nuestra propia energía. Porque en realidad la buena o mala suerte, aunque pueda tener algo de casualidad, parece ser algo que se origina de nosotros mismos.
Siempre que algo sale mal, existe una razón para ello. Y la gran mayoría de las veces, esa razón tiene su explicación en algún error que cometimos. Desde luego, no podemos negar que existen cosas inevitables, pero aquí interviene la ley de probabilidades, y no algún extraño hechizo que nos provoca un destino cruel.
Así como en el caso de la mala suerte, la buena suerte se debe a que nuestras acciones las realizamos de forma correcta y en el momento adecuado.
Aquellas personas que se dice son “suertudas” es porque que tienen una buena actitud, una especie de imán que atrae hacia ellos todo lo bueno.
Así como en el caso de la mala suerte, la buena suerte se debe a que nuestras acciones las realizamos de forma correcta y en el momento adecuado.
Aquellas personas que se dice son “suertudas” es porque que tienen una buena actitud, una especie de imán que atrae hacia ellos todo lo bueno.
Creer en la suerte, tirar las “sortis” es en cierto modo apostar por la razón. Es alinear las líneas de un libro cuyas palabras se han desordenado. Descubrir lo que el destino nos ha ocultado. Es como aspirar a re-engarzar las cuentas de un collar que se ha deshecho.
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